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Laparoscopia: Todo lo que necesitas saber, desde su aplicación hasta los cuidados tras una cirugía de vesícula

La laparoscopia es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que ha transformado el mundo de la cirugía en las últimas décadas. Al usar pequeñas incisiones en lugar de las grandes aperturas tradicionales, este método reduce el dolor post-operatorio, acorta los tiempos de recuperación y disminuye el riesgo de complicaciones. Exploraremos qué es exactamente una laparoscopia, por qué alguien podría necesitar este procedimiento, y los cuidados específicos necesarios después de una cirugía de vesícula biliar por laparoscopia.

¿Qué es una laparoscopia?

La laparoscopia es un procedimiento quirúrgico que permite al cirujano acceder al interior del abdomen y la pelvis sin la necesidad de realizar un gran corte. En lugar de una incisión abierta, se realizan pequeñas aberturas (generalmente de 0.5 a 1.5 cm) a través de las cuales se introducen una cámara y los instrumentos quirúrgicos necesarios.

La cámara, llamada laparoscopio, está conectada a una fuente de luz y transmite imágenes en tiempo real a un monitor, permitiendo al cirujano visualizar los órganos internos y realizar intervenciones necesarias. En muchos casos, el cirujano también infla el abdomen con dióxido de carbono (CO2) para tener más espacio para trabajar y mejorar la visibilidad de los órganos.

Fotografía: Dr. Andrés Pérez Grassano

Las cirugías laparoscópicas se utilizan en una amplia variedad de procedimientos, desde diagnósticos hasta tratamientos quirúrgicos más complejos, como la extracción de órganos, corrección de problemas gastrointestinales, tratamiento de endometriosis, y en especial la extracción de la vesícula biliar, este último es uno de los procedimientos laparoscópicos más comunes.

¿Por qué podría necesitar una laparoscopia?

Existen varias razones por las que una persona podría necesitar una laparoscopia. Dependiendo de los síntomas y los problemas médicos que tenga, este procedimiento puede realizarse para diferentes propósitos:

Diagnóstico de enfermedades abdominales o pélvicas: Si un médico sospecha la presencia de una afección interna, como un tumor, quistes o alguna anomalía que no se puede detectar claramente con métodos no invasivos (como ultrasonidos o tomografías), una laparoscopia puede ser la mejor opción para obtener una visión clara y confirmar el diagnóstico. Esto es común en casos de dolor abdominal o pélvico crónico, infertilidad o enfermedades ginecológicas.

Cirugía de la vesícula biliar (conocida también como colecistectomía laparoscópica): La extracción de la vesícula biliar es uno de los usos más frecuentes de la laparoscopia. Generalmente se realiza cuando un paciente sufre de cálculos biliares o inflamación crónica de la vesícula (colecistitis). En una colecistectomía laparoscópica, el cirujano elimina la vesícula a través de pequeñas incisiones, ofreciendo una recuperación mucho más rápida en comparación con la cirugía abierta tradicional.

Fotografía: Dr. Gerardo Dávila

Tratamiento de endometriosis: La endometriosis es una afección en la que el tejido similar al revestimiento del útero crece fuera del mismo, causando dolor y problemas reproductivos. La laparoscopia es el estándar de oro para el diagnóstico y tratamiento de la endometriosis, ya que permite al cirujano ver las lesiones y extirparlas de manera precisa.

Reparación de hernias: Las hernias, que ocurren cuando una parte del tejido u órgano se desplaza fuera de su lugar habitual, a menudo se reparan mediante laparoscopia. Esto se debe a que el procedimiento ofrece una menor tasa de complicaciones postoperatorias y una recuperación más rápida.

Tratamiento de tumores o quistes: En algunos casos, la laparoscopia se utiliza para extraer tumores o quistes en áreas abdominales o pélvicas. Esto permite un tratamiento menos invasivo, con un enfoque más preciso y seguro.

Cuidados después de una cirugía de vesícula por laparoscopia

La extracción de la vesícula biliar, o colecistectomía laparoscópica, es uno de los
procedimientos más comunes realizados por laparoscopia. Después de esta
cirugía, los pacientes suelen experimentar una recuperación más rápida que con
la cirugía tradicional abierta. No obstante, hay ciertos cuidados que deben
seguirse para asegurar una recuperación adecuada y evitar complicaciones.

Recuperación inmediata en el hospital: Tras una cirugía de vesícula por laparoscopia, la mayoría de los pacientes permanece bajo observación en el hospital por unas pocas horas. En algunos casos, el paciente puede ser dado de alta el mismo día, mientras que en otros puede ser necesario pasar una noche en el hospital, dependiendo de cómo se sientan y de si hubo complicaciones.

Dolor y molestias post-operatorias: Es normal sentir algo de dolor y molestias en las áreas de las incisiones, así como en los hombros, debido a la inflación del abdomen con dióxido de carbono (CO2) durante la cirugía. Este dolor en los hombros suele desaparecer en unos pocos días. Los médicos generalmente recetan analgésicos suaves para controlar el dolor. Sin embargo, si el dolor es muy intenso o persistente, se debe consultar con el cirujano.

Cuidado de las heridas: Las pequeñas incisiones que se hacen durante la laparoscopia requieren un cuidado adecuado para evitar infecciones. Es fundamental mantener la zona limpia y seca. Los médicos suelen proporcionar instrucciones específicas sobre cómo cambiar los vendajes y cuándo se pueden mojar las heridas. Si se nota enrojecimiento, hinchazón o secreción en las heridas, es importante buscar atención médica, ya que esto podría indicar una infección.

Actividad física y movimiento: Una de las ventajas clave de la laparoscopia es que los pacientes pueden retomar sus actividades diarias más rápidamente en comparación con una cirugía abierta. No obstante, es recomendable evitar actividades físicas intensas, levantar objetos pesados y realizar esfuerzos abdominales durante al menos una o dos semanas. Caminar suavemente desde el primer día es beneficioso para evitar la formación de coágulos sanguíneos y estimular la circulación.

Dieta después de la cirugía: Después de una colecistectomía laparoscópica, es importante seguir una dieta liviana y progresiva. Durante los primeros días, se recomienda consumir alimentos suaves y de fácil digestión. A medida que el cuerpo se ajusta a la ausencia de la vesícula biliar, los pacientes pueden reintroducir alimentos grasos en su dieta gradualmente. No obstante, algunos individuos podrían experimentar problemas digestivos, como diarrea o hinchazón, al consumir alimentos ricos en grasas. Si esto ocurre, es aconsejable consultar a un médico o dietista.

Seguimiento médico: Tras una laparoscopia, es crucial asistir a todas las citas de seguimiento con el cirujano. Durante estas visitas, el médico evaluará la recuperación, retirará los puntos si es necesario y se asegurará de que no haya complicaciones como infecciones o problemas relacionados con la cirugía. También es importante informar cualquier síntoma inusual, como fiebre, dolor intenso, ictericia o vómitos persistentes, ya que pueden indicar complicaciones post-operatorias.

La laparoscopia ha revolucionado la manera en que los cirujanos abordan una variedad de afecciones, brindando a los pacientes un tratamiento eficaz y menos invasivo. Desde la evaluación de problemas abdominales hasta la extracción de la vesícula biliar, la laparoscopia ofrece numerosos beneficios. Sin embargo, como con cualquier procedimiento quirúrgico, requiere cuidados post-operatorios concretos para asegurar una recuperación completa.

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